Demuestran que la dilatación de las pupilas ayuda a saber si oyes bien

Demuestran que la dilatación de las pupilas ayuda a saber si oyes bien

¿Sabías que la dilatación de las pupilas puede dar información acerca de tu capacidad auditiva?

 

Así ha quedado de manifiesto en un estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Oregón, que se han fijado en el comportamiento de las lechuzas para hacer este descubrimiento.

Los científicos querían hallar una forma para evaluar la audición que fuera más allá de las formas normales, como el uso del diapasón, el examen de distancia del hablante y las pruebas de umbral de tono puro.

El problema de estas pruebas es que involucran al propio paciente, que debe dar una repuesta en función de sus reflejos, como levantar la mano o presionar un botón al oír un sonido en particular. Gracias a estos exámenes se pueden determinar qué tonos y niveles oyen las personas.

Pero… ¿qué ocurre con aquellos que no tienen esta capacidad de respuesta, como las personas que están impedidas, que han sufrido un accidente cerebrovascular, que tienen problemas de desarrollo o incluso los bebés?

En estos casos puede haber pruebas específicas, pero estos expertos han logrado desarrollar un nuevo método alternativo de evaluar la audición de alguien que no requiere una respuesta directa de su parte.

La investigación

Para sacar adelante este nuevo método, observaron cómo las lechuzas dilatan sus pupilas cuando perciben los sonidos, algo que ya se sabía que hacían.

El equipo planteó la hipótesis de que podría ocurrir lo mismo en las personas y los resultados aparecen en el Journal of the Association for Research in Otolaryngology.

Para comprobarlo, utilizaron tecnología de seguimiento ocular para examinar las pupilas de 31 adultos, con una edad media de 24 años, que no tenían pérdida auditiva. Usaron una cámara de video infrarroja para hacer un seguimiento a los participantes mientras tomaban una prueba de audición estándar. La prueba los involucró presionando un botón si escuchaban ruidos a la frecuencia de 1, 2, 4 y 8 kilohercios (kHz), respectivamente.

Durante la prueba, los participantes también tuvieron que mirar la pantalla de un ordenador.

Apareció un punto en la pantalla, seguido de tonos con retrasos aleatorios, lo que impidió que los participantes pronosticaran cuándo escucharían el sonido. Esto les ayudó a evitar la expectativa de un patrón determinado.

Cuando los participantes vieron que el punto se convertía en un signo de interrogación en la pantalla, tenían que indicar si habían escuchado el sonido o no. Los investigadores rastrearon el tamaño de la pupila de los participantes durante al menos 1 segundo antes del sonido y 2 segundos después.

Excluyendo la dilatación de la pupila –que puede ocurrir fruto del esfuerzo cognitivo que implica presionar el botón cada vez que debían hacerlo–, se comprobó que las pupilas comenzaron a dilatarse aproximadamente 25 centésimas de segundo después del sonido. El hecho de que la dilatación de la pupila fuera tan rápida permitió a los investigadores ver y establecer la causalidad. Es decir, que la dilatación de la pupila era tan sensible como el método de presionar un botón. Así, pudieron medir la audición a través de esta respuesta refleja en la que no tuvieron que intervenir directamente los pacientes.

 

Fuente: El Nacional

 

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